Agullana es un municipio del Alt Empordà con una gran riqueza histórica, cultural y natural. Forma parte del Consorcio Salines Bassegoda, una agrupación de municipios que colaboran para promover el territorio y su patrimonio.
Fue un importante centro de la industria del corcho, y se cree que fue el primer pueblo donde se empezó a trabajar este material, hacia el año 1750. A principios del siglo XX, había hasta 40 fábricas dedicadas a este sector.
La ermita románica de Santa Eugènia d’Agullana es una iglesia situada en una hermosa zona de alcornoques. La población local le tiene gran devoción. Desde su construcción ha sufrido numerosas reconstrucciones y reformas, la última de las cuales fue en los años setenta, cuando se transformó la casa de la ermita en una casa de colonias. Según la tradición, los restos de Santa Eugènia quedaron ocultos entre zarzas donde hoy se encuentra la ermita, y se perdieron definitivamente durante la Guerra Civil Española.
La iglesia de Santa Maria d’Agullana, situada frente a la plaza Mayor del pueblo, es el monumento más representativo de Agullana. Construida entre los siglos XI y XII, tiene una única nave solemne, un ábside semicircular, una portada con cinco arcos de medio punto en degradación, y un campanario de espadaña con cinco campanas que destaca notablemente.
El conjunto megalítico de Agullana está formado por dos dólmenes —el dólmen de la Barraca del Lladre y el de la Llosa de la Jaça d’en Torrent— y dos menhires: la Pedra Dreta (también conocida como el Roc del Frare) y el menhir dels Palaus. Estos monumentos se encuentran en los bosques de la Sierra de Comunera, muy cerca del antiguo camino de carros que unía Agullana con Capmany. Están muy próximos entre sí y probablemente fueron utilizados como sepulcros colectivos.