Paralelo al camino del Rec del Molí, se encuentra el tramo de la muralla que queda en mejor estado de conservación. Son muros construidos con piedra, atada con mortero de cal y en muchas reformas posteriores construidas con ladrillo. En las zonas de mayor altura, el paramento llega hasta los siete metros. Hay varias aberturas dispuestas en diferentes tramos de la muralla. De las ocho puertas de entrada que cerraban el recinto amurallado de la villa condal, el Portal de la Gallarda —del s. XIII- es la única que queda. Estaba protegido por las murallas y por un foso de agua, conocido actualmente por riego del Molí y, a través de un puente levadizo, daba acceso al estanque de Castellón —por donde la leyenda dice que llegaban en barca los monjes del monasterio de Sant Pere de Rodes para avituallarse. Tanto la puerta como la base de la muralla datan del s. XIII.